La conversión de un espacio inicialmente empleado para un único uso como comedor exterior, dio paso a un concepto proyectual en el que primaba el maximizar la estancia de los propietarios en la terraza, convirtiéndose así el exterior en una prolongación del interior al emplear el mismo diálogo de acabados. Se proyectaron diferentes elementos de mobiliario, como una cama lounge y un amplio sofá, en los que la luz emana de las zonas bajas, generándose automáticamente una atmósfera íntima y sofisticada.
Se decidió no incluir ningún elemento vegetal, compensando esta carencia de “verdes” con la colocación de un fórex de un bosquete de bambú en la fachada predominante, dotando así al espacio de una gran sensación de naturalidad, así como una profundidad que se traduce en la sensación de vivir en un espacio de mayor superficie emocional.
Completa el diseño del ático una gran fuente desbordante de acero cortén, convirtiéndose en el elemento atractor de la terraza, así como una luminaria Kanpazar, estando compensada así la no existencia de elementos arbóreos y por ende volumétricos, con estos hitos conceptuales.