El pasillo, espacio difícil por lo angosto de la sección, al ser una mera zona de paso, se le dio especial importancia, a las composiciones vegetales, para estimular y forzar el recorrido a través del mismo, por ser susceptible esta área de caer en el desuso, acortando por el interior de la vivienda para acceder de la zona de comedor al área opuesta; ésta, convertida en salón exterior, se trató con especial exigencia, tratando de prolongar la línea detallista y cálida del interior hacia el exterior. Para ello, se diseñó una banca, habitual en su concepción por la limpieza del volumen, pero aportando calidez y diferenciación con las texturas de los cojines, enmarcada con una simetría muy potente generada por dos ejemplares jóvenes de Olea europaea, actuando ambos como reclamo visual desde el desembarco de la escalera interior. Para aportar naturalidad al espacio y compensar la simetría antes mencionada, añadimos un par de sillones Eames, una fuente de corten semi escondida y como punto final, un juego de mesas auxiliares que funcionan más como esculturas, que como meros muebles. Los usos acaban con una zona ya elevada desde el principio, en el que introdujimos un bosquete de Acer palmatum y Buxus sempervirens. Se le dio mucha importancia a las perspectivas desde el interior, buscando un efectismo vegetal casi espontáneo con la presencia de especies habituales como Stipa tenussima, Pittosporum tobira ‘Nana’, Euonymus alatus, Hydrangea macrophylla, Eounymus puchelus, Lonicera nitida y Hosta fortunei, entre otras.